137 años de derecho al matrimonio para disidentes (minorías religiosas). #LeyesLaicas
Un día como hoy, 16 de enero, pero de 1884, se promulgó una importantísima ley en la historia canuta: la ley de matrimonio civil que por fin quitó todos los impedimentos para la celebración de matrimonio entre evangélicos o entre personas de diferente religión.
En efecto, antes de esta ley, al estar el Estado unido a la Iglesia Católica, eran los sacerdotes católicos quienes podían celebrar los matrimonios válidos en Chile. Por ello en 1844 el presidente Manuel Bulnes había creado una ley que permitía el matrimonio entre personas de la misma religión (enfocado más que nada en los colonos e industriales más que en la libertad de conciencia de los ciudadanos), sin embargo existía una deuda enorme con los matrimonio mixtos, entre, por ejemplo, católicos y protestantes. Todo en el marco de la Iglesia Católica Romana como religión oficial y excluyente del Estado y la prácticamente nula libertad de conciencia y religiosa en Chile.
Aquello generaba que los sacerdotes pusieran impedimentos serios para la celebración de matrimonios protestantes, y para la celebración de matrimonios mixtos entre protestantes y católicos a través de toda clase de impedimentos, echando mano de la intolerancia religiosa y un fanatismo persecutor. Esto por cuanto en su religión el matrimonio es considerado un sacramento, razón por la cual decían no podían impartir dicho sacramento a quienes fueran “indignos de él”, como protestantes o ateos.
Uno de los casos más emblemáticos de esto, fue el caso del matrimonio entre la católica chilena Carmen Blest con el inglés y protestante Jorge Liddard. Contra ese matrimonio, el clero católico puso toda clase de impedimentos, como hacer jurar a la novia que educará a sus hijos como católicos y que él no perturbaría su fe católica. Ante tales imposiciones ellos determinaron mejor casarse en un buque inglés bajo el rito protestante. Burlados, el clero tomó cautiva a esta mujer, intentado internarla en un convento, lo que no lograron porque ella estaba embarazada. La terminaron excomulgando, y ante la persecución sufrida dicho matrimonio se fue del país.
Con esta ley progresista apoyada por los liberales, se securalizó el matrimonio, se eliminaron por fin estos impedimentos para el goce de nuestros derechos civiles, lo que fue rechazado ampliamente por la iglesia católica y por el Partido Conservador, a tal punto que excomulgaron al Presidente de la República y a los que lo apoyaron en el Congreso.
Entre sus argumentos estaba que una ley así era innecesaria, exigida por minorías, por grupos rabiosos, anticatólicos, clerófobos, y propio de revolucionarios inspirados en el ateísmo de la revolución francesa. Que era una ley contraria a la doctrina cristiana católica por cuanto el matrimonio no podía separarse en dos actos -el contrato y el sacramento- ya que éste es uno solo, legítimo, válido, de orden público y de origen divino. Su separación, significaba para ellos envilecerlo de manera que los católicos no podían aceptarlo sin apostatar de su fe e ir contra el Concilio de Trento. Así, ellos consideraban deber católico combatir estas leyes porque sobre ellas están las leyes de Dios, incluso aunque el diputado liberal Amunategui los trataba de convencer de que esta ley “no importaba en manera alguna un ataque a la libertad de conciencia y de las prácticas católicas”, sin embargo los conservadores insistieron en que era intolerancia religiosa y persecución a la fe católica este tipo de leyes, aunque eran ellos los que en realidad no toleraban a las otras creencias.
También utilizaron el temor para decir que con esta ley de matrimonio civil se abría la puerta a cosas peores como una futura ley de divorcio (ley que aparecería nada más 120 años después por cierto, y también con el apoyo del mundo protestante) e insistían en que esta norma: “…significaría el publico desconocimiento de las leyes divinas y eclesiásticas, y contribuiría a aumentar la incredulidad y el indiferentismo religioso”.
De hecho, la Revista el Estandarte Católico, presentó una protesta de “Las Mujeres Católicas de Coquimbo” en contra de esta ley y la otra gran ley laica de derechos civiles para las minorías religiosas cual es ley de cementerio laicos diciendo: “Nuestros padres no vieron jamás amenazadas sus creencias católicas, ni presintieron tampoco que llegaría un tiempo en que la ingratitud y la perfidia, con nefanda osadía, pondrían a prueba la fe y la religiosidad de sus hijos. Nuestros padres hicieron del hogar doméstico un santuario religioso, perfumado con la inocencia de sus hijos, la práctica de las virtudes cristianas y las bendiciones del cielo… Sabían que nadie, mucho menos un mandatario, iría a perturbarlos en ese santuario del hogar doméstico, atentando audazmente contra la santidad del sacramento del matrimonio, e introduciendo así la desmoralización en las familias… El funestísimo proyecto de ley del matrimonio civil ha sido aprobado por la Cámara de Diputados, mediante la persistencia inaudita del Ministro de lo Interior; y el Presidente de la República quiere que sea igualmente aprobado por la Cámara de Senadores… En tales circunstancias, ¿cómo podremos permanecer mudas e indiferentes? Nuestro silencio podría ser interpretado de un modo muy poco favorable a nuestras ideas y sentimientos católicos… Las que suscriben, católicas y vecinas de la parroquia de Coquimbo, protestamos contra… el proyecto de ley del matrimonio civil, declarando que los legisladores que lo aprobaren no obran según la voluntad de la inmensa mayoría de los habitantes de este departamento.”.
Con posterioridad, el 26 de julio de 1884 se creó la ley que creó el Registro Civil, quitándoselo a la Iglesia Católica Romana y que era necesaria para el desarrollo de estos matrimonios (además de la laicidad de los cementerios y las partidas de nacimiento estatales y no clericales a través del bautismo), lo que aseguró aun más los derechos civiles evangélicos para acceder a la igualdad ciudadana y al matrimonio a pesar de ser una minoría religiosa. Dicha ley entró en vigencia el 1 de enero de 1855, y el 3 de enero de ese mismo año se celebró el primer matrimonio bajo ese régimen, que obviamente fue uno evangélico, en una ceremonia oficiada por el mismísimo Pastor David Trumbull, verdadero iniciador de la misión evangélica en Chile.
Por aquellos años, los evangélicos tuvimos que luchar para alcanzar este y otros derecho civiles, lo que nos condenaba a ser ciudadanos de segunda categoría, objeto de grandes discriminaciones, en el que dos personas solo por creer cosas diferentes no tenían derecho al matrimonio siendo obligados a la convivencia o a abjurar de su fe para poder tener la protección económica que el contrato de matrimonio entrega a su vida en común.
Los evangélicos por esos tiempo abogábamos por el pluralismo, la separación de la iglesia y el Estado, el respeto de la conciencia ajena, y que nadie fuera privado de sus derechos ciudadanos y su igualdad por razones religiosas.
Hoy por hoy ¿de qué lado estamos?
EOC.
Fuentes:
-Historia de los Evangélicos en Chile de Juan Ortiz Retamal.-Los Radicales Ante la Historia de Juan Sepúlveda Rondanelli.
-Historia de la Adminsitración Santa María de Carlos Walker Martínez http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-68471.html…
-Revista Católica, Protesta de las mujeres católicas de Coquimbo: http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-81360.html
-LA ORGANIZACIÓN DE LOS CATÓLICOS FRENTE A LAS LEYES LAICAS( 1883-1884 ) Paola Catalán Espinoza http://repositorio.uchile.cl/…/La-organizaci%C3%B3n-de.
