Un día como hoy, 29 de mayo, pero de 2004, fallecía la teóloga Beatriz Melano Laguardia (Couch, por su marido). Ella ha sido considerada la primera mujer doctora en teología en latinoamerica.
Beatriz Elena Melano Couch nació el 20 de octubre de 1931 en Buenos Aires. Su madre era una cirujana dentista de confesión bautista, razón por la cual ella formó parte de dicha iglesia.
Mientras estudiaba para ser maestra, participó del Movimiento Estudiantil Cristiano MEC, organización internacional de origen evangélico liderado en ese entonces por Margaret Flory, que sería un gran referente para ella.
En 1957 fue a USA para una maestría en Educación Cristiana en la Universidad de Princeton, Nueva Jersey, allí conoció al que sería su marido el pastor y teólogo presbiteriano Richard Couch y del que toma su apellido como Baetriz Melano Couch.
En 1959 ella y su esposo fueron nombrados por la Iglesia Presbiteriana de los Estados Unidos, para integrar el cuerpo docente de la Facultad Evangélica de Teología de Buenos Aires (hoy ISEDET); tarea que ambos ejercieron por más de 20 años.
En 1963 Beatriz participó de la organización de un encuentro de Mujeres Norteamericanas Presbiterianas y Latinoamericanas Reformadas en la ciudad de México. En la década del ‘60 Beatriz inició reuniones con mujeres católicas y protestantes en la Facultad Evangélica de Teología de Buenos Aires (ISEDET), tendientes a buscar el reconocimiento de la mujer por sus capacidades y aportes, sin discriminación de género. En 1964 recibió su título en Lenguas Modernas en Tigt College, Georgia, Estados Unidos.
La injusticia social, la población indígena, el compromiso de la Iglesia con la Sociedad, eran temas que preocupaban a los líderes protestantes. Por ello deciden crear ISAL (Iglesia y Sociedad para América Latina), espacio que era para varones. A raíz de ello, por iniciativa de la pastora Jorgelina Lozada, se organiza CELADEC (Comisión Evangélica Latinoamericana de Educación Cristiana) con el propósito de elaborar material de Educación Cristiana de acuerdo a la idiosincrasia y cultura latinoamericana, además de realizar en toda América talleres para la formación de líderes. En esta tarea trabajaron juntas la pastora Jorgelina Lozada y la profesora Beatriz Melano Couch.
A instancias del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) organismos como ISAL, UNELAM (Unión Evangélica Latinoamericana), y otros, comienzan a incluir mujeres en los encuentros continentales, siendo Beatriz una de ellas en varios.
Estudiosa incansable y muy brillante, se graduó en 1970 de Licenciada en Letras en la Universidad de Buenos Aires, siendo Jorge Luis Borges su director de tesis.
En Julio de 1972 se edita el primer libro de Beatriz Melano Couch “La Mujer y la Iglesia”, la publicación la dedica a su madre que la condujo al evangelio.
Aceptó desafíos como pionera, al ser invitada por la Federación Teológica de América Latina, poblada de varones, como única mujer teóloga. Allí habló sobre la concepción, la paternidad responsable, el aborto, etc., situaciones límites de la mujer. Los contenidos de estas conferencias fueron publicados luego en Londres.
Comenzó los estudios para su doctorado en Teología, en 1970, con una beca que ganó. Su tesis doctoral, tutelada por nada más y nada menos que el filósofo Dr. Paul Ricoeur, y fue la base de su libro “Hermenéutica Metódica”.
En los años ‘70 el Centro de Estudios Cristianos (CEC) de Buenos Aires, un espacio de las iglesias protestantes para la investigación teológica interdisciplinaria, es coordinado por su esposo Ricardo Couch. Entre las tareas del centro estaban los estudios sobre la mujer. Para difundirlos se edita una publicación “Familia y Sociedad” en la que Beatriz colabora asiduamente, dejando entre otras cosas varios artículos publicados. Como mujer teóloga fue incluida en el mundo del pensamiento en diferentes niveles del CMI, como SODEPAX (Comisión de Paz y Justicia) y en la Comisión de Paz y Justicia del Vaticano. De estas experiencias se publica la primera revista “La Mujer en América Latina” donde aparecen artículos de europeas, estadounidenses -latinoamericanas, en esta tarea acompañó a Beatriz la pastora uruguaya Julia Campos. En 1985 Beatriz organiza el Primer Encuentro de Teólogas de América Latina, donde las mujeres reflexionaron, celebraron con alegría y esperanza parte de la condición humana, que expresa fuerza, sufrimiento y acción de gracias.
Beatriz Melano Couch también fue reconstructora de la historia de la mujer, tanto en estudios bíblicos, como en el emponderamiento de las figuras de mujeres en los textos sagrados y en la valoración del lugar femenino en las instituciones; en todo ello, ubicaba en cada realidad símbolos de lucha, resistencia, sabiduría, liderazgo, solidaridad, fidelidad, justicia y paz.
Tres de sus teólogas feministas favoritas fueron Sor Juana Inés de la Cruz, primera mujer que defendió no sólo su derecho a educarse, sino también dice Melano, “su derecho a pensar y a escribir teología”, la gran pensadora protestante congregacionalista Lucy Stone y la madre del feminismo moderno, la también protestante Mary Wollstonecraft,
Una de sus ideas teológicas fue unir en una misma pelea el racismo y el sexismo (machismo) como ideologías opresoras a erradicar para constituir una teología liberadora. Conocida es así y adelantada fue en observar que la teología negra en Estados Unidos excluía notablemente a las mujeres de su quehacer teológico. También trabajó en el análisis del lenguaje bíblico, donde destacó los aspectos femeninos de Dios y una correcta traducción del Salmo 51:1, en el que a partir del lenguaje original se podía traducir así:
«Ten piedad de mí, oh Dios mío, conforme al instinto maternal que tú tienes por mí como creatura tuya».
En 1997 decidió instalarse en la residencia familiar en Montevideo, pasando allí sus últimos años y congregándose en la Iglesia Metodista. Dios la llamó a su presencia el 29 de mayo de 2004.
“Dios creó una sola humanidad, la de la criatura humana hecha a su imagen y semejanza. Pero el ser humano rompe la unión originaria de Dios (varón-mujer) y la separación entre ambos se va acentuando con el tiempo, en la historia y en la cultura de los pueblos. Vemos que en tiempos del Antiguo Testamento había mujeres jueces y profetizas; sin embargo, hoy, hay iglesias que niegan a la mujer el privilegio del sacerdocio o en algunos casos cualquier puesto de autoridad en la iglesia. El Nuevo Testamento, por otra parte, tiene abundantes evidencias de la coparticipación de las mujeres en el ministerio de los apóstoles. El apóstol Pablo dice en la carta a los Gálatas: ‘Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay varón ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús’ (Gálatas 3: 28)»
“Las mujeres luchábamos por disertar, enseñar, escribir, debíamos concientizar a las mujeres y los varones”.
Resumen tomado del libro: Personalidades Religiosas de la Ciudad de Buenos Aires de Marta Susana Campertoni.
